Pagan un peaje muy alto...
Corea del Sur es un país conocido por su rápido desarrollo económico y tecnológico, pero también por su cultura altamente competitiva y exigente. A lo largo de los años, ha experimentado una transformación impresionante que ha llevado a mejoras en la calidad de vida y oportunidades para muchos coreanos. Pero… tiene peaje porque este progreso también ha traído retos relacionados con la presión social y laboral que sufren los surcoreanos en su día a día.
La cultura de Corea del Sur está invadida de una mentalidad de alto rendimiento y competitividad. Desde muy pequeños, los estudiantes son sometidos a una intensa presión académica para tener buenas notas en los exámenes y asegurar su ingreso a las mejores universidades del país. Ésta insistencia en el éxito académico puede resultar una carga exagerada para muchos jóvenes, que sufren las altas expectativas de sus familias y la sociedad en general.
Una vez en el ámbito laboral, la competencia para ascender en la jerarquía corporativa es brutal. Los empleados a menudo trabajan largas horas, no tienen vacaciones, deben de salir a beber con sus jefes cuando ellos quieren y los días que quieren, se enfrentan a plazos ajustados y se sienten obligados a demostrar dedicación extrema a su trabajo. La idea de "jeong" también juega un papel crucial en la cultura laboral de Corea del Sur, donde la lealtad a la empresa y el sentido de equipo entre compañeros pueden llevar a un fuerte sentimiento de responsabilidad para seguir el ritmo de los demás.
La presión social y laboral en Corea del Sur ha tenido un impacto significativo en la salud mental de la población. El estrés crónico relacionado con la competencia y las altas expectativas puede conducir a trastornos de ansiedad y depresión. Corea del Sur tiene una de las tasas más altas de suicidio en el mundo, y la presión social y laboral suelen ser el motivo.
El "burnout" también es una consecuencia común de la intensa presión laboral en el país. Los trabajadores pueden sentirse agotados física y emocionalmente debido a las largas horas de trabajo y la constante presión para demostrar su valía. Esta situación no solo afecta la salud y el bienestar individual, sino que también puede afectar en la productividad y eficiencia del país en general.
La cultura laboral en Corea del Sur a menudo se enfrenta a un desafío en el equilibrio entre el trabajo y la vida personal. Las largas horas de trabajo y las altas expectativas restan tiempo en familia, el cuidado personal y el tiempo libre. Esta falta de equilibrio puede generar tensión en las relaciones familiares y tener un impacto negativo en la calidad de vida de las personas.
Las empresas pueden adoptar políticas más flexibles que fomenten un mejor equilibrio entre el trabajo y la vida personal de sus empleados. Además, se pueden implementar programas de apoyo y asistencia para aquellos que enfrentan dificultades en su salud mental debido a la presión.
A día de hoy, existen empresas como Incoaching que trabajan para formar a directivos y equipos en empresas para fomentar el bienestar en las empresas ofreciendo herramientas de crecimiento personal y desarrollo profesional dentro de las mismas.
En el ámbito educativo, se puede trabajar para reducir la intensa presión académica y promover un ambiente de aprendizaje más equilibrado, donde los estudiantes se sientan apoyados para desarrollar habilidades más allá de los resultados académicos.
En estos días hemos podido ver huelgas de profesores para luchar contra el bullying, darle visibilidad, penalizarlo y no mirar para otro lado cuando existan casos en las aulas.
El país ha tenido un gran avance económico pero es importante abordar los desafíos relacionados con la presión para proteger la salud mental y el bienestar de los coreanos.
Un enfoque más equilibrado y compasivo hacia el trabajo y la vida personal puede ayudar a construir una sociedad más saludable y sostenible en el futuro.
Ojalá poco a poco cambie esa presión y tengan un equilibrio personal y laboral sin presiones tan ”heavies”.